lunes, 16 de marzo de 2020

Rati falleció esta mañana. Su enfermedad había avanzado demasiado rápido, debía ser algo más fuerte que un resfriado. ¿Una neumonía? ¿Una gripe? ¿Las ratas podían tener gripe? ¿El mismo firiovirus?
Supongo que no lo sabremos nunca.
Enterramos a Rati en el arriate del patio, donde hay un naranjo. No podíamos arriesgarnos a salir, pero aún así, ese sería un buen lugar de descanso. Al enterrarla, Paula quiso dejarle una nota y un par de monedas. 
-Por si Caronte se pone tontorrón - su boca sonreía pero sus ojos estaban húmedos. Personalmente creo que el barquero no le cobrará nada, cabe en cualquier huequecito.

Cada día podía ver má claramente que Paula tenía una sensibilidad especial. Debió haber sido una persona muy tierna antes de que ocurriera todo esto.
Pero ha ocurrido.
La humanidad se está yendo a la mierda, probablemente todos los que conocimos han muerto o están ahí fuera, intentando encontrar a los que quedamos para asesinarnos.
Y no es justo. No es justo que no quede ninguna de las personas a las que queríamos, ni que lo poco que nos queda muera sin que podamos hacer nada al respecto. No es justo que tengamos que volvernos fríos para sobrevivir. No es justo, tampoco, que nuestra mayor aspiración sea sobrevivir cuando no te han enseñado a aprovechar los recursos de la naturaleza y los artificiales son tan limitados. No es justo pelear y pelear sin saber si mañana estarás viva.
Estoy enfadada. Estoy muy enfadada y destrozada. No quiero dormir ni comer. No quiero nada.
No quiero saber nada de esta mierda que me ha tocado vivir.