sábado, 14 de marzo de 2020

-Las verduras y los frescos no pueden viajar. Los huevos, las patatas...
-Puedo hacer alguna tortilla de patatas más con el aceite que reciclé de la última.
-Ay sí, que rica.
-Pues disfrútala, Paula, porque a no ser que consigamos gallinas no sé cuando podremos hacer otra.
-Ah - se quedó pensativa- y, ¿dónde crees que podríamos conseguir unas gallinitas?
-Quizás consigamos que Perita ponga huevos. ¿Has mirado en ese mueble?
-Sí, miré antes. No había.

Estábamos en casa de Fran, haciendo un recuento de las provisiones que habíamos dejado allí y mirando si mi vecino tenía algún mapa por su casa. Ya casi habíamos repasado la casa de arriba a abajo y no habíamos encontrado ningún mapa. Tampoco podíamos tener tanta suerte, sobretodo después del hallazgo de principio de semana. Seguramente ahí agotamos toda la suerte que teníamos para el mes de Marzo. O no, una idea se abrió camino en mi mente.
-Fran es muy joven, seguramente si necesitaba un mapa lo buscaba por internet. Pero el vecino de la siguiente casa era cazador. Era bastante más mayor que Fran, seguramente usara mapas de carretera.
-Sí, pero lo llevaría en el coche, además no recuerdo haber visto ninguno cuando estuvimos allí. Pero no perdemos nada por echar un vistazo.

Dentro de la casa del cazador comenzamos a mirar en todos los muebles y cajones. Dentro de la cocina, del armario. En la despensa, hasta en la habitación de los niños. Pensé que no sería capaz de entrar allí, pero haciendo de tripas corazón y tras un empujón de ánimos en forma de una mano conocida en mi hombro, lo conseguí. Una vez estuve dentro, se disiparon todas las malas sensaciones que había tenido justo en la puerta.
Seguidamente entramos en la habitación donde dormían los dueños de la casa, y aquel despacho-exposición donde en su momento encontré las armas.
Revisamos todos los muebles sin encontrar nada. Si aún no habíamos encontrado un mapa, era el momento de darnos por vencidas y volver a casa. Paula salió de la habitación y comenzó a bajar las escaleras. Suspiré y levanté la cabeza. No me lo podía creer. Siempre estuvo ahí. Llame a Paula con tal grito que llegó a mi lado casi infartada.
-¡Joder! ¿Qué pasa?
No le contesté, estaba embelesada con mi descubrimiento. Cuando recuperó el ritmo cardíaco normal siguió mi mirada.
-No me lo puedo creer. - Dijo.
Había un mapa enorme de Andalucía, sus carreteras y sus montes enmarcado en la pared.
Nos miramos con una sonrisa y los ojos llenos de ilusión. Las cosas podían seguir yendo bien. ¿Qué cojones? ¿De dónde había salido tanta suerte? Sólo podía pedir que no nos abandonara.

Cogimos el mapa y volvimos a casa. Lo dejamos preparado para echarle un vistazo justo después de comer, acababa de salir el sol y eso significaba que íbamos a tener más horas productivas. Con el jaleo del mapa se nos había hecho tarde para la comida y, aunque comemos poco, sabemos que tenemos que hacer las comidas que establecimos.
-¿Reposamos un poco? -Pregunté a Paula tras comer, mientras Perita se subía al sofá. La verdad es que necesitaba descansar un poco el cuerpo y la mente.
-¡Vale! Voy a por Rati.
Normalmente, cuando nos acercamos a la jaula de Rati, hacemos un ruido con los barrotes superiores para que ella suba a la planta de arriba de su chalet a cotillear a ver qué pasa. Pero esta vez, Rati no subió.
-¿Alba? Alba. Por favor, ven. Rati no responde, no viene. - Llegué hasta ella-. No viene, ¿por qué no sube?
-Oye calma, está subiendo, ¿vale? Mira.
Sí, Rati estaba subiendo, pero algo no iba bien. Iba muy despacio, además estaba sucia. Las ratas son animales muy higiénicos, si una rata está sucia es porque no se encuentra bien y no tiene fuerzas para asearse. Un dolor me atravesó el pecho. Rati había sido mi pequeña desde hacía dos años.
Nos sentamos en el sofá con ella. Le estuvimos dando mimos toda la tarde, hasta Perita estuvo dándole amor. Por la noche le dimos de comer un poco de patata y ajo, que es un antibiótico natural. Estará enferma, pero el hambre no se lo quita nadie. Intentamos alargar un poco la noche, para dejarla más rato en libertad junto a nosotras.
No sé si conseguiremos sacarla adelante es que estoy segura de que se ha sentido muy arropada por nosotros durante esta noche.